Frío ni el café, ni el amor.
Lamentablemente la única forma que conozco para amar es con locura, entregando todo sin esperar nada. Inventar historias de un futuro contigo, pues ¿quién no lo ha hecho?
El café solo me gusta hirviendo, aunque queme, una tarde de lluvia mientras pienso en ti, mientras te extraño en la habitación, mientras extraño tus piernas andar por la cocina y tu respiración al dormir.
Esta parece una historia de las que escribo, de las que no existen y si mañana termina será la mejor historia que nunca conté.
Ya no me duele esta soledad, aprendí a decirle buenos días a mis monstruos y a conocer esos cachitos de mi que solo se escuchan en silencio.
Soy feliz, realmente feliz, plenamente feliz
no de esa felicidad que se canta y de la que se escribe sino esa felicidad silenciosa y quieta llena de tranquilidad y días buenos, en los que disfruto de mi.
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