domingo, junio 14, 2015

Un borrador de mis pocas historias inventadas.

El era todo lo que ella no quería en alguien, no lo quería para su presente. Ella se encontraba en ese momento en que descubrimos nuestra libertad, por supuesto esa libertad sin nombres y que nos da todo lo que siempre buscamos.
Una noche entre vasos vacíos el ya estaba allí, por una madrugada, al día siguiente cada uno podría tomar sus llaveros e irse a casa; nada que arriesgar, nada que perder.
Odia la impuntualidad y el lleva 45 minutos de retraso.
Odia ser siempre quién espera y es el quién siempre se está yendo.
Le hace sentir el amor de esa forma libre que siempre necesitó aprender; ella obstinada e inmadura lucha contra su ansiedad y las ganas de correr siempre, para aprender eso que siempre buscó en los libros; ser paciente. Sentir cada uno de esos pedacitos de cariño que están allí sin prisa, sin miedos. El no está con ella hoy; pero toda la suma de las partes que el es, le mueven el mundo que construyó minusiosamente y ahora solo tiene un mundo que no puede controlar; en definitiva el que siempre quiso...

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